La construcción firma su mayor actividad en 14 años pero con las materias primas disparadas
El sector de la construcción está firmando este año en Málaga sus mejores cifras de empresas y de trabajadores de los últimos años amparados, sobre todo, en la actividad frenética que está dejando el nuevo boom de vivienda que vive la provincia. Hay que remontarse a las postrimerías del famoso boom inmobiliario que acabó de forma brusca a finales de 2008 para encontrar cifras superiores a los más de 64.100 trabajadores que operan actualmente en el sector (en aquel entonces llegó a haber cerca de 100.000), mientas que la cifra empresas afiliadas a la Seguridad Social (6.250) es la más alta de la serie estadística disponible, que arranca en 2015.
El año 2021 cerró con casi 20.900 hipotecas firmadas, su mejor registro de los últimos doce años y con unos importes medios de los préstamos muy cercanos a los de la famosa «burbuja inmobiliaria», con un importe medio de 163.428 euros (el récord fue en 2007, con 165.000 euros). La compraventa de viviendas alcanzó las 33.098 operaciones, alcanzando también su mejor nivel desde las 42.370 operaciones de 2007. Los primeros meses de este 2022, de momento, mantienen además la tónica de crecimiento.
La secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), Violeta Aragón, reconoce a este periódico que el sector vive un buen momento aunque enturbiado en el último año por el enorme encarecimiento de las materias primas (una dinámica agravada desde febrero por la invasión rusa de Ucrania), lo que está obligando ya a muchos promotores a reelabora sus cálculos económicos antes de afrontar nuevas obras.
«Al igual que en otros sectores económicos, los problemas de inflación están generando también una situación complicada en la construcción. Las obras en ejecución se están viendo obligadas a reajustar como puedan sus costes, y las que no han empezado tienen la incertidumbre de no saber cuál va a ser su presupuesto final, porque los proveedores de materiales aumentan los precios cada semana», comenta.
El aluminio, el acero o la cerámica se han venido encareciendo de forma significativa desde mitad del pasado año por la crisis mundial de suministros, pero esta tendencia se ha agravado todavía más a partir de la invasión rusa de Ucrania. Así, en 2021 y marzo de 2022, el acero y el coste de la energía han subido un 100%, el aluminio un 77% y el cobre un 30%. Todo ello deja un aumento del 18% en las obras de edificación y hasta del 43% en campos de obra civil como las carreteras, según los datos de la Asociación Nacional de Constructores (ANCI) que, al igual que la ACP, está integrada en la Confederación Nacional de la Construcción.
«Las obras de vivienda no se van a parar porque la demanda es muy fuerte y eso hace que el ritmo de los trabajos siga, pero sí es cierto que las empresas están afrontando dificultades ante estos precios de los materiales. Todo el mundo tiene que recuadrar sus números para buscar el equilibrio económico», añade Aragón.
Un efecto añadido de la inflación es que contribuye aún más a la escalada del precio de la vivienda, algo indeseado en un momento de mercado donde la gran demanda está ya de por sí tirando al alza del valor de las casas a la venta. En Málaga, las subidas interanuales se mueven ya este año en niveles medios cercanos al 10%. «Málaga se ha convertido en un lugar muy atractivo para vivir y para invertir, y es lógico que el precio de la vivienda suba, pero aunque esto sea bueno a nivel de valorización del mercado, es lógicamente un problema para quien tiene que comprar casa», comenta la responsable de la ACP.
En cualquier caso, los constructores descartan que el segmento inmobiliario tenga el riesgo de encaminarse hacia una nueva «burbuja» de precios. «El interés por la vivienda existe, no hay elementos de especulación en el mercado, sino una problema inflacionario derivado de la incertidumbre de la situación internacional», explica.
Otra derivada del desmesurado aumento de los materiales de construcción atañe a las empresas constructoras que trabajan para el sector público en materia de obra civil. Ya ha habido algunas obras sacadas a concurso por las administraciones que han quedado desiertas al presentar unos presupuestos que, a juicio de las empresas interesadas, no servirían para cubrir ni siquiera los costes del proyecto, dado el aumento de costos de las materias primas. Aragón afirma que el problema se está extendiendo a casos donde una empresa, con el proyecto ya adjudicado, renuncia a hacerlo por estos motivos. «Hay ya decenas de casos relativos a licitaciones ordinarias para obras de ayuntamientos de la provincia. La ley permite en estos casos un plazo para una posible renuncia desde la adjudicación hasta la firma del contrato», comenta.
En cuanto a las obras ya en ejecución, el Ayuntamiento de Málaga aprobó hace unas semanas su adhesión al decreto andaluz y estatal que permite a los consistorios realizar una revisión de precios extraordinaria en la contratación cuando el incremento del coste de los materiales necesarios para el desarrollo de las obras haya tenido un «impacto directo» durante la vigencia del contrato. La ACP celebra esta adhesión, que posibilitará actualizar el alza de precios de obras en ejecución y continuar con los trabajos, al tiempo que lamenta que otros ayuntamientos de la provincia no lo hayan hecho todavía. «La respuesta de las administraciones locales a los problemas de las empresas constructoras que trabajan para ellos no está siendo ágil», apunta.
El inmobiliario, el más pujante
En cualquier caso, y al margen de las tendencias inflacionarias del momento, la pujanza del sector es innegable, como lo demuestra también el hecho de que las actividades ligadas a este segmento económico son las que más constituciones de nuevos negocios han venido protagonizando en los últimos años, con un peso que alcanza el 30% del total si se suma el ámbito inmobiliario y constructor.
Según el Directorio Central de Empresas que anualmente elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) y cuyos últimos datos son al 1 de enero de 2021, Málaga ha ganado más de 28.500 empresas desde 2013 (que fue el que marcó el punto más bajo de actividad en la anterior crisis económica) y cuenta ahora con un censo de casi 150.000 firmas. Pues bien, casi 9.000 de ellas están vinculadas al popularmente conocido como el sector del «ladrillo».
FUENTE: La Opinión de Málaga, José Vicente Rodríguez